Hoy nos dirigimos a Fernán Núñez en el aniversario del primer centenario del nacimiento de Juan Polo, para visitar la casa del escultor.
En primer lugar nos adentramos en el taller del escultor. "Los artistas viven en un mundo paralelo y cuando trabajan es difícil sacarlos de ahí", nos contaba María sobre su padre, Juan Polo, para quien la escultura nunca estuvo relacionada con horarios definidos o prisas, sino con mirar, tocar, estar en el mundo desde el respeto al paso del tiempo. "Trabajaba mucho con la música clásica puesta", recuerda María.
El Cuarto Rojo, lugar donde se exponen las piezas más relevantes. Son más de 200 esculturas las que hoy reposan en la Casa del escultor, sin contar con el legado escultórico repartido por el museo taurino, el Alcázar de los Reyes Cristianos, el Rectorado y en localidades dentro y fuera de la provincia.
Rafa y María Polo, que aunque ese día no se encontraba muy bien por una intervención quirúrgica que le habían hecho quiso posar con Rafa, conmovida e impresionada por su interés por los ornamentos del trono de la Virgen de la Paz y la Esperanza, paso que procesiona junto al paso de Jesús Orando en el Huerto el Lunes Santo en Fernán Núñez.
Después hicimos un recorrido por el resto de las estancias de la casa en la planta baja, que también alberga esculturas y detalles de su obra, entre ellas destaca el segador.
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